He decidido seguir a Cristo!
Aceptar a Jesús no es solo un cambio externo… es el inicio de una vida completamente nueva.
Es reconocer que necesitamos ser perdonados, restaurados y guiados por un Dios que nos ama profundamente. Es dejar atrás nuestro pasado y volvernos a Cristo, quien tiene un propósito eterno para cada uno de nosotros.
La Biblia lo dice así en Romanos 10:9: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”
La salvación es un regalo de Dios. No se gana con obras ni se pierde por fallas: es una invitación a ser parte de su familia para siempre. Al decirle “sí” a Jesús, recibes perdón, identidad y una nueva razón para vivir: reflejar Su amor en todo lo que haces.
Jesús: Mucho Más de lo que Imaginabas
No es raro escuchar opiniones sobre Jesús. Algunos lo ven como un buen hombre. Otros, como un sabio maestro. Hay quienes piensan que fue un líder revolucionario, y otros que lo reducen a un símbolo religioso más. Pero, ¿y si Jesús fuera infinitamente más que todo eso?
La Biblia no nos presenta a un personaje lejano, sino a una persona viva. Un Dios que no se quedó observando desde el cielo, sino que descendió al polvo, caminó entre nosotros, lloró, sanó, abrazó, y entregó su vida. Jesús no vino solo a mostrarnos cómo vivir; vino a darnos vida. No vino a enseñarnos a ser buenos; vino a reconciliarnos con el Padre. No vino a condenarnos; vino a salvarnos.
Él no evita las heridas, las toca. No huye del dolor, lo lleva en la cruz. No exige perfección, llama con amor. Y lo más asombroso es esto: Jesús quiere ser conocido. No como una figura histórica, sino como Salvador, como Rey, y como amigo cercano.
Él no es una idea. Es una persona real. No es un mito. Es el mismo Hijo de Dios. No es un camino entre muchos. Es el Camino.
La pregunta no es solo quién es Jesús. La pregunta es: ¿quién es Jesús para ti?
¿Quieres entregar tu
vida a Jesús?
Es reconocer que necesitamos ser perdonados, restaurados y guiados por un Dios que nos ama profundamente. Es dejar atrás nuestro pasado y volvernos a Cristo, quien tiene un propósito eterno para cada uno de nosotros.
La Biblia lo dice así en Romanos 10:9: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”
La salvación es un regalo de Dios. No se gana con obras ni se pierde por fallas: es una invitación a ser parte de su familia para siempre. Al decirle “sí” a Jesús, recibes perdón, identidad y una nueva razón para vivir: reflejar Su amor en todo lo que haces.